Su objetivo principal es mantener niveles óptimos de inventario para satisfacer la demanda de los clientes sin incurrir en costos innecesarios por exceso de stock o faltantes.
Esto se logra mediante la implementación de métodos como el control de inventario continuo, que monitorea constantemente los niveles de stock y genera órdenes de reaprovisionamiento cuando se alcanzan puntos de reorden predefinidos, y el control de inventario periódico, que revisa y ajusta los niveles de stock a intervalos regulares.
Herramientas tecnológicas como los sistemas de gestión de almacenes (WMS) y sistemas de planificación de recursos empresariales (ERP) juegan un papel clave al proporcionar datos en tiempo real y análisis predictivos que optimizan las decisiones de inventario.
Además, la gestión de inventario incluye prácticas como la categorización de productos mediante el análisis ABC, que clasifica los artículos en función de su importancia relativa, y la implementación de técnicas Justo a Tiempo (JIT) para minimizar el inventario en proceso.
La eficiencia en la gestión de inventario permite:
Reducir los costos de almacenamiento.
Mejorar la rotación de inventario.
Aumentar la satisfacción del cliente al garantizar la disponibilidad de productos.
La precisión en el registro de entradas y salidas, el uso de tecnologías como códigos de barras y RFID, y la colaboración estrecha con proveedores para asegurar tiempos de entrega adecuados son elementos fundamentales que contribuyen al éxito de la gestión de inventario.